“Es lugar común el hablar de manipulación del arte y de la cultura, y muchos son los estudios realizados en este sentido y fáciles las constataciones concretas de dicho hecho; sin embargo, existe una parcela de la cultura que hasta ahora no ha sido tratada desde este ángulo por considerarla inmanipulable, y que en muchos casos se pone como ejemplo de objetividad y seriedad de trabajo: nos referimos a la ciencia.
La ciencia con su base experimental( en donde no es el hombre quien subjetivamente interpreta los hechos), sino que son los instrumentos quienes miden esos hechos), su metodología de teorías estrictas y verificables en la práctica, y el lenguaje matemático que le confiere popularmente los atributos, de exacto y absoluto, parecía ser un edificio (tal vez el único) con sólidos cimientos y clara estructura en el que la manipulación del hombre no cabía, siendo posible aquélla solo en otros campos o disciplinas en donde la interpretación e intervención del hombre hacían inaplicables los “métodos científicos”. Olvidando por ejemplo que en las matemáticas lo único absoluto es su relatividad.
Esta situación es la que pretende colocar a la ciencia en su estatus platónico y pitagórico, de mundo de las ideas, despegado del mundo histórico,cuando en realidad son indisolubles los pares ciencia-historia, y ciencia-sociedad”.(Ernesto García Camarero)