El justo perece, y a nadie le importa;
mueren tus siervos fieles, y nadie comprende
que mueren los justos a causa del mal.
Los que van por el camino recto mueren en paz;
hallan reposo en su lecho de muerte.
«Ustedes, hijos de hechicera,
descendientes de adúltero con prostituta,
¡acérquense!
¿De quién quieren burlarse?
¿A quién le hacen muecas despectivas
y le sacan la lengua?
¿Acaso no son ustedes una camada de rebeldes
y una descendencia de mentirosos?
Entre los robles, y debajo de todo árbol frondoso,
dan rienda suelta a su lujuria;
junto a los arroyos, y en las grietas de las rocas,
sacrifican a niños pequeños.
Las piedras lisas de los arroyos
serán tu herencia;
sí, ellas serán tu destino.
Ante ellas has derramado libaciones
y has presentado ofrendas de grano.
Ante estas cosas, ¿me quedaré callado?
Sobre un monte alto y encumbrado,
pusiste tu lecho,
y hasta allí subiste
para ofrecer sacrificios.
Detrás de tu puerta y de sus postes
has puesto tus símbolos paganos.
Te alejaste de mí, te desnudaste,
subiste al lecho que habías preparado;
entraste en arreglos con la gente
con quienes deseabas acostarte,
y contemplaste su desnudez.
Acudiste a Moloc y le llevaste aceite de oliva,
y multiplicaste tus perfumes.
Enviaste muy lejos a tus embajadores;
¡hasta el sepulcro mismo los hiciste bajar!
De tanto andar te cansaste,
pero no dijiste: “Hasta aquí llego”.
Lograste renovar tus fuerzas;
por eso no desmayaste.
»¿Quién te asustó, quién te metió miedo,
que me has engañado?
No te acordaste de mí,
ni me tomaste en cuenta.
¿Será que no me temes
porque guardé silencio tanto tiempo?
Yo denunciaré tu justicia y tus obras,
y de nada te servirán.
Cuando grites pidiendo ayuda,
¡que te salve tu colección de ídolos!
A todos ellos se los llevará el viento;
con un simple soplo desaparecerán.
Pero el que se refugia en mí
recibirá la tierra por herencia
y tomará posesión de mi monte santo».(Isaias,57)