No me había preocupado por el futuro tanto como me preocupa ahora. El futuro era una continuación del presente por lo cual se podía presentir que el futuro sería como el presente pero mejorado. Era una continuación. Sin embargo, hoy asistimos a un parón en el tiempo. El presente se ha parado, parece acabado, y el futuro se abre ante nosotros sin atisbo de imaginar qué es lo que seguirá, que es lo siguiente. Desde luego no es una continuación del presente. Hay algo que se ha quebrado, roto, Estamos a la espera. Las corrientes contrapuestas que se manifiestan no dan lugar a lugar a ninguna predicción. El mundo que antes nos era conocido, que no tenía secretos, que no abarcábamos pero que asumíamos su desconocimiento con agrado, hoy, parece terminado, quebrado , avejentado. Pero no nos permite soñar un futuro, no nos permite sentir una continuidad ni mucho menos sentir que el futuro mejoraría nuestro presente. Es un reto como nunca. La imaginación está bloqueada. Y encima una infección en calidad de pandemia nos ha puesto al borde del abismo.Y ahi seguimos, sin soluciones ni fisiológicas ni intelectuales. El reloj se ha parado. A lo mejor está bien sentir ese parón inacabable y angustioso. Tener que seguir la vida sin saber qué es la vida y cómo hay que seguirla es todo una mirada hacia dentro de cada uno intentando encontrar el por qué seguir mejorando, qué es ese futuro al que debemos atender y aspirar.
La cultura y la civilización que nos ha traído hasta el momento actual parecen contraponer se a las nuevas formas civilizadoras y culturales que se van abriendo ante nuestros ojos. Lo que más sorprende es la forma gradual de aceptación con la que aspiramos lo desconocido, lo atónito sin que levante sospecha de nuestra parte.
En ese presente al que seguía un futuro articulado como continuación se hablaba de sociedad nueva y de hombre nuevo que habitaría esa sociedad. Los términos antiguo y moderno no llevaban la carga de des estructuración, desequilibrio y destrucción que hoy conllevan los mismos términos. “Nuevos enfoques” que envuelven los contrarios crean confusión y desequilibrio que hacen que los individuos y sus grupos se dispersen, se individualicen y hagan desaparecer las colectividades. Y todo ocurre a todos los niveles de información, comunicación y desarrollo de las acciones y relaciones de los individuos entre sí.