La trayectoria civilizatoria de la sociedad humana y del pensamiento que conocemos hasta hoy nos revela una trayectoria agresiva y de feroz dominación de un individuo social sobre otro y de un grupo social sobre los de su entorno. Los intereses de los grupos humanos asi convertidos en dominadores, han abrazado la teoría evolucionista de la sobrevivencia del más apto y fuerte ( y de la desaparición de los débiles) arropándose de esa razón, para la obstaculización y entorpecimiento de una evolución progresiva y moral de los grupos sociales y del pensamiento humano. Gran parte de la historia de la Humanidad ha estado avalada por los defensores de esta tendencia evolucionista. El resultado es la violencia desde los comienzos de la civilización, y el dominio de una minoría sobre la mayoría de individuos como “forma natural” de conducta del hombre sobre el hombre y sobre las demás especies del planeta.
A intervalos e intermitencias, la “otra” tendencia para la sobrevivencia de la especie, el la de la “cooperación y de la ayuda mutua”, apenas ha encontrado su espacio de implantación, de seguimiento por parte de los individuos y grupos humanos. Y mucho menos ha encontrado en los historiadores , antropólogos y pensadores de la cosa humana una promulgación y difusión del pensamiento evolucionado y moral y una ferviente adhesión. Siendo el apoyo mutuo y la simpatía ó cooperación para la sobrevivencia un factor clave para la evolución del genero humano. Y es que la inmadurez de los individuos aún no ha alcanzado el grado de consciencia aquel en el que los actos inmaduros se tornen en comportamientos sociales de plena consciencia moral y social y de reconocimiento del otro como coadyuvante de su propia sobrevivencia.